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- La demanda de materias primas críticas para baterías, como el litio, el níquel y el cobalto, aumenta exponencialmente. Según McKinsey, este crecimiento podría desencadenar escasez, volatilidad de precios y desafíos en la cadena de suministro, mientras los países enfrentan presiones ambientales y geopolíticas.
Un informe reciente de McKinsey subraya la importancia de garantizar un suministro confiable de materias primas críticas para baterías, esenciales para la transición global hacia la neutralidad de carbono. La demanda de vehículos eléctricos a batería (BEV) se multiplicará por seis entre 2021 y 2030, alcanzando los 28 millones de unidades anuales.
La industria enfrentará importantes desafíos. McKinsey destaca que la demanda de litio, clave para las baterías, superará la oferta, requiriendo una expansión significativa en la extracción. En el caso del níquel, el cambio hacia vehículos eléctricos ya ha generado inversiones en el sudeste asiático, aunque podrían surgir ligeras escaseces para 2030. Por otro lado, aunque la proporción de cobalto en las baterías disminuirá, su demanda total crecerá un 7,5% anual hasta 2030.
El manganeso y otros materiales también enfrentan retos. La tecnología LFP (fosfato de hierro y litio), con alta adopción, podría acentuar las brechas de suministro, ya que solo un 20% de la producción de HPMSM (sulfato de manganeso monohidratado de alta pureza) cubriría las necesidades de las baterías.
La cadena de suministro global se concentra en pocos países productores: Indonesia lidera en níquel, mientras Argentina, Bolivia y Chile dominan el litio, y la República Democrática del Congo el cobalto. Sin embargo, el refinamiento ocurre mayormente en China, generando dependencia geopolítica y limitaciones de transparencia, especialmente en materiales como el grafito y el manganeso.
El informe también aborda preocupaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Las normativas, como el Reglamento sobre baterías de la UE, exigen sostenibilidad desde la extracción hasta el reciclaje. McKinsey anticipa una creciente presión para cumplir con estándares ESG en toda la cadena de valor.
