- Bolivia atraviesa una severa crisis de combustible, con escasez de diésel y gasolina que ha generado largas filas en estaciones de servicio y protestas de transportistas. La disminución de la producción local de hidrocarburos y la falta de divisas para importaciones agravan la situación. Recientemente, se importaron 97 millones de litros de combustible desde Arica, Chile, como medida paliativa.
La crisis de combustible en Bolivia ha desencadenado una serie de problemas económicos y sociales, afectando desde el transporte hasta la agricultura. La dependencia de importaciones y la falta de divisas han llevado al gobierno a buscar soluciones inmediatas, como la reciente importación de combustible desde Arica. Sin embargo, expertos y sectores afectados demandan soluciones estructurales para evitar futuras crisis.
Desde hace más de un año, Bolivia enfrenta periodos de escasez de diésel y gasolina, situación que se ha agravado recientemente. La disminución de la producción local de hidrocarburos y la falta de divisas para importar combustibles han sido factores determinantes en esta crisis.
Para mitigar la escasez, la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) gestionó la importación de 97 millones de litros de combustibles líquidos, descargados en la terminal marítima Sica Sica, en el puerto chileno de Arica. Esta carga incluyó 77 millones de litros de gasolina y 20 millones de litros de diésel, con el objetivo de aumentar el abastecimiento de combustibles del 50% al 80% y reducir las filas en las estaciones de servicio.
Sin embargo, estas medidas temporales no han sido suficientes para calmar el descontento social. En La Paz, se han observado largas filas para adquirir alimentos, ya que la escasez de combustible afecta la distribución de productos básicos. La población expresa su preocupación por el desabastecimiento y el incremento de precios en productos de primera necesidad.
El sector agrícola también se ha visto gravemente afectado. En la región de Santa Cruz, los productores de soya enfrentan dificultades para cosechar debido a la falta de diésel para la maquinaria agrícola. Jaime Fernando Hernández, gerente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), advirtió que la falta de combustible podría llevar a pérdidas significativas de cultivos como soya, maíz y sorgo, afectando la cadena alimentaria, incluyendo la producción de ganado, pollo, leche y huevos.
Ante la escasez de divisas, el gobierno autorizó a YPFB a utilizar criptomonedas para pagar las importaciones de combustible, buscando alternativas para mantener el suministro y sostener las subvenciones nacionales de combustible.
La crisis de combustible en Bolivia evidencia la necesidad de soluciones estructurales que aborden la disminución de la producción de hidrocarburos y la dependencia de importaciones. Mientras tanto, la población y los sectores productivos continúan enfrentando las consecuencias de esta problemática, esperando medidas efectivas que garanticen el abastecimiento y la estabilidad económica del país.