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- La Minera Gold Fields, ubicada en la región de Atacama, sufrió un nuevo asalto violento, el segundo en menos de seis meses. Este incidente se suma a una serie de robos que han afectado a diversas faenas mineras en Chile entre 2024 y 2025, encendiendo las alarmas sobre la seguridad en el sector.
Durante la madrugada del martes, las instalaciones de la Minera Gold Fields, situadas a 180 kilómetros de Diego de Almagro en la región de Atacama, fueron nuevamente escenario de un violento asalto. Este incidente se suma a otros similares ocurridos recientemente en el sector minero chileno, evidenciando una preocupante tendencia de robos en la industria.
Según informes preliminares, un número indeterminado de sujetos armados irrumpió en las dependencias de la minera, donde intimidaron a los trabajadores. Uno de ellos fue golpeado, mientras que a otros les sustrajeron sus teléfonos celulares. Además, los asaltantes retuvieron temporalmente a un empleado durante la ejecución del delito. Antes de huir, lanzaron miguelitos en el lugar para obstaculizar cualquier intento de persecución por parte de las autoridades o personal de seguridad.
Este no es un hecho aislado para Minera Gold Fields. En octubre de 2024, la misma faena fue asaltada por una banda de aproximadamente 16 individuos armados, quienes sustrajeron material destinado a la producción de oro, con pérdidas estimadas en $3.500 millones.
La problemática de los robos en el sector minero no se limita a Gold Fields. En enero de 2025, la Minera Michilla, ubicada en la región de Antofagasta, sufrió un violento robo en el que una decena de sujetos ingresó al recinto y se llevaron cátodos de cobre valorados en $150 millones. Durante el asalto, un trabajador resultó lesionado.
Además, en diciembre de 2024, la misma Minera Michilla fue víctima de un atraco de similares características, donde una banda sustrajo 12 toneladas de cobre desde la compañía.
La creciente ola de robos y delitos en faenas mineras ha encendido las alarmas en la industria y en el mundo laboral. El crimen organizado, con métodos cada vez más sofisticados, ha convertido el robo de cobre y otros minerales en una amenaza que no solo afecta la economía del país, sino que también pone en riesgo la seguridad de los trabajadores del sector.
